9-11-2020.-
Hoy la USB amaneció con la triste noticia del fallecimiento de Maritza Pulido.
Maritza fue una venezolana que sembró valores de respeto, cooperación y defensa del ambiente a través de los juegos ecológicos y, en la USB, de las Eco Rutas. Dejó huella en varias generaciones en todo el país, e inspiró a muchos con su labor y su incansable deseo de hacer por Venezuela.
Estuvo en la USB desde el año 2007, como coordinadora de las Eco Rutas, un programa vinculado al Servicio Comunitario Guardabosques USB, en el que, según sus palabras, se buscaba la “motivación de todos los participantes para sembrar el amor por la naturaleza y cultivar un mundo más verde, con menos impacto para el ambiente y con la premisa de interactuar amigablemente con el entorno”.
Maritza Pulido tenía una plan para cada grupo de niños que visitara la Universidad, procedente de diferentes liceos, colegios y escuelas de Caracas o de entidades cercanas, y las detalló “una para preescolar, otra para los liceos, una para el público general y otra sobre los valores patrimoniales de la USB, dirigida principalmente a la comunidad uesebista”.
De manera que su actuación en la USB dejó una huella importante a través del Decanato de Extensión y la Dirección de Asuntos Públicos, mediante el Departamento de Relaciones Interinstitucionales, desde donde ponía en práctica todas sus ideas.
Ese trabajo “de hormiguita” como decía, le merecieron, en 2016, el Premio del Concejo Municipal de Baruta, mención ambiente por el programa Eco Rutas, junto con el Servicio Comunitario Guardabosques USB.
Pero la impronta de Maritza ya tenía unos cuantos años siendo reconocida tanto a nivel mundial como nacional, pues sus juegos ecológicos la hicieron ganadora del Premio Mundial Global 500, otorgado en 1991 por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y en 2012 recibió la Orden Henri Pittier en su 2da. Clase y la distinción “Ciudadana ejemplar de Caracas”.
Maritza Pulido fue la creadora de uno de los programas de educación ambiental más relevantes de Venezuela, los Juegos Ecológicos en los Parques, los cuales estuvieron bajo su coordinación durante más de 20 años, siendo pionera en usar los juegos y el entretenimiento para enseñar el valor y respeto por la naturaleza.
Maritza también plasmó su amor por la naturaleza en varios libros que publicó con el apoyo del IVIC: Manual de huertos orgánicos para principiantes y Jugar en la naturaleza; Huerto escolar, Ecojuegos y Aprendizaje ambiental en acción, del fondo editorial del Cenamec.
Antes del diagnóstico de su enfermedad, Maritza trabajaba en el Colegio Emil Friedman, entregada una vez más a su gran pasión: la naturaleza, los jardines, el ambiente, los niños y la enseñanza.
Hasta hace poco, a sus 82 años, todavía mostraba la creatividad infinita y la pasión con la que se concedía en cada jornada de Eco Rutas y que la hacían ver como una niña más jugando en los jardines de la USB.