16-04-2021.-
La carencia de servicios públicos en Venezuela ha dejado de ser una crisis para volverse ya un problema estructural. “Se fue el agua”, “no hay luz”, “no tengo Internet”, “no hay transporte”, son frases altamente recurrentes en el hablar, postear y repostear de los venezolanos. Sin embargo, si hay algún servicio que se ha vuelto especialmente sensible es, sin lugar a dudas, el servicio eléctrico.
Que los venezolanos están acostumbrados a los apagones, es una verdad ineludible, pero el blackout que en marzo de 2019 dejó a oscuras durante cinco días consecutivos al país entero, los ha puesto a convivir con el fantasma de que al menor parpadeo de la luz podrían revivir el mismo sombrío y prolongado episodio.
Se estima que Venezuela tiene actualmente una producción de 10000 megavatios y presenta un déficit que ronda los 2000 megavatios.
Subsanar esta situación requiere más que una inversión financiera, es necesario contar con capacidades asociadas al conocimiento, tecnología, asesoría y recursos humanos con formación técnica, profesional y gerencial.
Es justamente por ello que el profesor Juan Bermúdez, docente del Departamento de Conversión y Transporte de Energía de la Universidad Simón Bolívar y coordinador de la Unidad de Gestión Redes Eléctricas Inteligentes (Ugrei) de la Fundación de Investigación y Desarrollo (Funindes USB), se siente “razonablemente optimista frente al futuro del país” y, particularmente, de la universidad que representa. Una institución sólida que ya tiene 50 años de vida, con un enorme prestigio nacional e internacional, como uno de los primeros centros de investigación y enseñanza en ciencia y tecnología del país. “No es solo una sensación, hay evidencias para sentirse optimistas”.