28-01-2022.-
Joaquín Lira fue un intelectual. Un hombre educado y preocupado por los temas relevantes, de la cultura, el arte, la política. Ocupado en el ser humano.
A Joaquín Lira hay que recordarlo, conmemorar su partida cada año, con regocijo. Una fiesta del refinamiento, del saber vivir. Una elegía al conversar, a la jocosa seriedad de la vida. A esperar con sabia cautela y arremeter con urgencia cuando la hora llegue, aunque nunca llegue. Para que no se nos olvide quiénes somos, dónde estamos y quién conduce el autobús.
Joaquín estimula, porque uno puede morir de amor. O de avizorar su proyecto inacabado. Que el proyecto sea exitosamente culminado o violentamente segado, no depende de la calidad de las ideas, sino de las probabilidades, las supercuerdas y los hados.
Luego partir era una cuestión de tiempo, solo. No de proyecto.
Por ello no lo digo para consolar a su familia ni a sus estudiantes y amigos cercanos, eso lo aclararé al final.
Vivir en la ilusión, y tropezar, y volver al hilo. Perderlo todo, se puede, salvo el ánimo. Y soñar, hasta la irresponsabilidad entregada. Y dedicarse a ser, a hacerlo. A explicarlo. Afablemente. Sinceramente. Con inexhaustible optimismo.
No le alcanzó la vida a Joaquín. Nunca alcanza. Por eso, para asentar tu lección, te conmemoraremos. Para que tu ejemplo llegue a quienes no te conocieron. Que pregunten ¿cómo es esto de la alegría de vivir en continuo aprendizaje, y vigilancia? Y consigan en ti, respuestas.
Requiescat in pace
Profesor Alfredo Rosas Romero
Departamento de Química
Universidad Simón Bolívar
